El mejor disco de metal de la primera década del siglo XXI, lo digo y me quedo tan ancho. Pero es que este es uno de los discos que escuchas y cuando termina piensas, Dios existe. Y es que Rob Flynn es todo un Mesías del metal al que Dios le encomendó una misión: "debes fomar una banda que supere a la de cualquier otro mortal". Para empezar les consiguió un contrato con una de las mejores discográficas del mundo del metal, Roadrunner Records. Después le dotó de la compañía de unos músicos capacitados. Los dotes divinos de Flynn ya se apreciaban en su primer disco, Burn My Eyes, pero después de The More Things Change parecía que Rob había perdido su poder. Así que Dios pensó y le mandó un ángel de la guarda. Ese ángel responde al nombre de Phil Demmel. Juntos formaron una de las mejores duplas guitarreras del mundo del metal. El mundo estaba preparado para que Machine Head volvieran a dar de que hablar. Así llegó su Through The Ashes Of Empire, un disco aclamado por la crítica donde se apreciaba la potencia que tenía la nueva formación, añadiendo desarrollos más técnicos y progresivos a sus canciones, pero no perdían la brutalidad. Después de su gran gira de presentación, se metieron en el estudio a grabar su nuevo trabajo. La gente tenía muchas expectativas con este álbum, Rob respondía desde el estudio diciendo que el álbum sería algo así como el The Wall del thrash metal. Y llegó el día de su salida. Ese día en el que los científicos dieron fé de la existencia de Dios. El álbum tiene un sonido demoledor, se nota quién ha hecho las mezclas finales, Colin Richardson, uno de los mejores productores del mundo del metal, que ha trabajado con Carcass, Megadeth, Trivium, Slipknot y un largo etcétera. Pero este hombre no tenía nada que ver en el trabajo compositivo, cosa de la que se encargó Rob acompañado por Demmel y sobretodo, por El Creador. Y es que es la única explicación que tiene un disco tan redondo. ¿A quién se le ocurre iniciar un disco con una canción de casi once minutos? A ellos claro, pero es que el tema en cuestión es un terremoto sísmico y sónico, con unos riffs que quitan la respiración, sobretodo el del final. Pero también cuenta con unos solos de vértigo y una parte a lo "Creeping Death" que en directo tiene que poner la carne de gallina. Posiblemente sea el tema que mejor resuma lo que hacen Machine Head, metal con mucha caña y muchas pelotas. Pero esto no acaba aquí, los pelotazos son una constante, como en "Beautiful Mourning" y "Slanderous", pero no se olvidan de incluir en sus canciones unas melodías que hacen llorar, como en "Halo" o en la emotiva "Now I Lay Thee Down". También están las canciones que tienen de todo, como "Aesthetics Of Hate" o "Wolves", que tienen sus buenos riffs y sus baterías rápidas para moshear a gusto y que a la vez cuentan con sus buenas melodías y sus vertiginosos solos. El disco se cierra con "A Farewell To Arms" una extraño medio tiempo que se va transformando poco a poco para convertirse en un temazo, como todos los demás. También destacar que todos los temas duran más de cinco minutos lo que hace que sea un disco bastante largo pero que no aburre para nada, es más, estás deseando saber que es lo siguiente que viene. Y así concluyo ya esta crítica, le tengo que poner nota. Hasta hace poco no sabía si ponerle un diez o un nueve alto, pero después del lanzamiento de la reedición del disco, donde incluye un cd extra con versiones y un dvd con capturas en directo, que os recomiendo que os agencieis a pesar del precio, le voy a poner un diez, porque se lo merecen. Ahora la única pregunta es ¿Podrán mantener este nivel para el próximo disco? De momento no entrarán a grabarlo hasta 2010, así que habrá que disfrutarlos en directo en los últimos compases de la gira de presentación para poder decir a tus nietos: "Yo vi a Machine Head en la gira de presentación de The Blackening". Yo los veré en el escenario más grande de todos, Wacken Open Air.
Nota:10
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